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UN HUERTO URBANO EN EL CENTRO DE MADRID
¿Quién dice que vivir en el centro de una ciudad tan cosmopolita como la capital de España conlleve renunciar a un estilo de vida sano y ecológico? La sostenibilidad y el slow food no son conceptos exclusivos de las afueras, sino que las urbes pueden ser también centros neurálgicos en los que aplicar estos buenos hábitos.
De la teoría a la práctica
Nace, así, y desde esta filosofía, Skyline, un nuevo proyecto residencial que persigue, no solo transformar los ojos con los que nos acercamos a la ciudad de Madrid, sino que, además, pretende hacerlo de un modo orgánico, incorporando en su construcción de más de 600 viviendas pilares que puedan sostener un lifestyle mucho más saludable y sostenible.
En diciembre de 2018, Stoneweg adquirió este suelo residencial por 130 millones, con la proyección de convertirlo en un proyecto residencial a la altura (nunca mejor dicho) de las actuales características de nuestra sociedad. Para ofrecer un previo vistazo, Stoneweg Living abrió un showroom en junio, con el fin de mostrar y comercializar Skyline. Así, mediante la creación de un espacio parecido al que habrá en las viviendas, quienes estén interesados pueden vivir de primera mano lo que les ofrecerá.
Es innegable cómo estas dos torres de cien metros de altura cada una supondrán un impulso para el barrio de Tetuán, pero es cierto también que este diseño innovador no relega al olvido la importancia de armonizar con la naturaleza y de cuidar nuestro cuerpo, y es por ello que entre sus instalaciones podemos encontrar un gimnasio, un solárium, una sauna, dos piscinas (una de ellas panorámica, situada en la planta 25) y, por supuesto, extensos jardines y un huerto urbano en cada torre. La incorporación de este último no es resultado de una simple moda pasajera, sino que hay un verdadero compromiso por incluir en una edificación tan moderna como esta, componentes más propios de la vida en el campo, los cuales, no obstante, mejorarán sin lugar a duda nuestra vida.
Son todo ventajas
Sus beneficios tienen múltiples resonancias. Unas externas, como la mejora de la calidad del aire que respiramos, porque, aunque es cierto que es una contribución a pequeña escala, todo suma. Y otras internas, relacionadas con nuestra salud mental y física. Disponer de un huerto urbano acarrea diversas implicaciones: no significa solo poder comer tus propios alimentos, aquellos que tú has cultivado, sino que involucra muchos otros aspectos. Supone conocer los ciclos naturales de la tierra y los procesos biológicos de los alimentos que queremos conrear. Eso implica quietud, calma y serenidad. Este huerto urbano puede ser un remanso de paz al que escapar después de un ajetreado día de reuniones, obligaciones y trajines constantes. El vínculo que podemos crear con este acotado espacio de naturaleza injerto en la ciudad puede traernos múltiples beneficios en nuestra salud mental. Vivimos en una sociedad en la que todo son prisas: el tiempo es el verdadero tesoro, el santo grial del siglo XXI, y parar unos instantes, dedicar el paso de las ajugas del reloj a sembrar, regar, etc. nuestros propios alimentos hará descender nuestros niveles de estrés y de ansiedad.
Por otro lado, el huerto urbano de Skyline reverberará también en nuestra salud física, pues escaparemos de un modo más o menos notable a los alimentos transgénicos, saturados de químicos, y todo ello nos permitirá redescubrir de nuevo el aroma y el verdadero sabor de las verduras, las hortalizas y las frutas. Cuidar nuestra alimentación, saber aquello que de veras ingerimos, es un buen hábito para el hombre del siglo XXI y Skyline ofrece la infraestructura necesaria para llevarlo a cabo, porque, a la postre, no somos más que aquello que comemos.
El sello de la calidad diferencial
Por todo ello, y aún por mucho más, la construcción de Skyline ha quedado atestiguada por el sello BREEAM, el cual certifica la funcionalidad, la flexibilidad y la durabilidad del edificio. Este certificado es el único con una tasa de éxito del 99%, la cual cosa significa que tanto los promotores, como los futuros inquilinos y/o propietarios quedan respaldados por este sello que repercute tanto en la salud como en el ahorro y el planeta. En la salud, porque los usuarios venideros de estas viviendas de obra nueva en Madrid gozarán de una óptima calidad del aire, excelentes niveles de iluminación natural y un aislamiento del ruido. En el ahorro, porque su certificado de consumo energético B minimizarán el gasto energético entre un 50 y un 70%, y el del agua hasta en un 40%. Y, finalmente, en el planeta, porque esta promoción ha sido concebida para disminuir las emisiones de CO2 durante la vida útil del edificio. Todo ello sumado a la incorporación del huerto urbano hacen de ella la opción ideal para aquellos que quieren vivir en la ciudad, pero sin renunciar a una vida sana, ecológica y sostenible con el planeta.