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El “open concept” es mucho más que un anglicismo que convierte a quien lo cita en un ciudadano moderno y cosmopolita, porque optar por una vivienda donde reine este estilo significa apostar por una filosofía de vida en que los lazos familiares se fortalecen, ya que desaparecen las habitaciones estanco. La privacidad sigue existiendo, claro está, pero una pareja que escoja un hogar “open concept” quiere que su familia permanezca unida, que conecten más los unos con los otros y ese pensamiento, en una sociedad tan individualista como la nuestra, es un oasis en medio de un desierto de soledad.
Hay una tendencia, especialmente en el sector inmobiliario, que se inclina por vincular la cantidad con la superioridad: a mayor número de estancias, mejor será la vivienda; o, cuantos más metros cuadrados tenga un apartamento, mayor será su calidad. En realidad, la asociación es incorrecta, porque el hogar óptimo para ti será aquel que mejor se ajuste a tus necesidades.
La primera planta del ático de la promoción de pisos en el puerto de Badalona, Marina Living, unifica la zona del salón, con la del comedor y la cocina: más de treinta metros cuadrados que podrían haberse compartimentado en tres estancias separadas por tabiques, lo que hubiera sido, sin embargo, una mala decisión porque la luz de los ventanales que dan acceso a la terraza por la que se cuelan los rayos del sol que bañan todo el lugar se hubieran concentrado solamente en un único espacio. Tres habitaciones de diez metros cuadrados no son, por tanto, mejor que una de treinta así que apostemos sin prejuicios por que dialoguen las estancias.
La comunicación entre el salón, la cocina y el comedor acaba siendo una premonición de la mayor comunicación entre los miembros de una familia, porque eliminar paredes equivale a derribar las barreras que, no en pocas ocasiones, nos impiden charlar con nuestros hijos. Si estamos preparando la cena y ellos están sentados en el sofá del salón podremos iniciar una conversación, porque no habrá obstáculos que nos lo impidan; de la misma manera que durante la tarde harán los deberes en el comedor y los ayudaremos mientas nos dedicamos a organizar en la cocina el “batch cooking” para toda la semana. Y esa es la clave, que cada uno realice su tarea, pero sin estar aislados los unos de los otros.
Los haters del open concept recurren a menudo al manido argumento de los olores para seguir apostando por la clásica división de las estancias: “pero si te comunica el salón y el comedor con la cocina, cuando hagas salmón, te olerá toda la casa a pescado”. Quizás, hace cincuenta años, cuando los electrodomésticos no gozaban de la calidad actual, esa afirmación fuera cierta, pero hoy en día, con la cantidad de potentísimos extractores que ofrece el mercado, ese alegato queda desfasado.
No dejes que falsas creencias os impidan poder disfrutar de una verdadera armonía familiar: si te atrae la idea de que en tu casa todo fluya sin obstáculos, apuesta por el open concept y, si no te has quedado del todo convencido con este tema, hasta que te des cuenta de que no es cierto, ¡compra un par de ambientadores de más!
El corazón de una casa es, sin lugar a dudas, la cocina y si bien es cierto que la comunicación con tus hijos mejorará si la cocina comunica con el salón y el comedor, toda casa que se precie, sobre todo si tiene tres dormitorios, debería tener, mínimo, dos baños.
Con el open concept se dispone de espacios amplios en los que el orden será fundamental, para no saturar el espacio y mantener una casa organizada.
Si hay algo que unos padres quieren por encima de todo es que sus hijos no los miren como si fueran sus enemigos, que entierren el hacha de guerra que suele estar, especialmente en la adolescencia, más en alto que nunca. Pero que los hermanos se lleven bien entre ellos, que fortalezcan los lazos que los unen, también es motivo de felicidad para sus progenitores.
Los pisos de cuatro habitaciones de la promoción de obra nueva en Barcelona Marina Living conectan los dormitorios de los más pequeños a través de una amplia terraza de más de cuarenta metros cuadrados que contornea dos laterales de la fachada y por la cual los hermanos podrán ir de una habitación a la otra o jugar a cartas en las noches de verano mientras que sus padres creen que duermen plácidamente. Pero este no será sino un mal menor que dibujará una sonrisa en sus caras al ver que sus hijos se llevan tan bien.
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