Siniestros: 5 cosas que no cubre el seguro

Hay pocas cosas más desagradables que sufrir un accidente o siniestro en el hogar. Es complicado reaccionar de manera fría y racional y demasiadas veces no sabemos a qué podemos atenernos. ¿Qué cubre y qué no cubre nuestro seguro? 

Aún teniendo una póliza integral, hay muchas compañías que se responsabilizan de algunos factores externos que pueden complicarnos mucho el día a día. En este artículo vamos a descubrir cinco de ellas.

Índice del artículo

  1. Desastres naturales
  2. Desgaste y mantenimiento
  3. Actividades de alto riesgo
  4. Daños intencionados
  5. Exclusiones específicas

Desastres naturales: lo que el viento se llevó 

Al ser humano le encantaría controlarlo absolutamente todo, pero luego nos damos cuenta que la madre naturaleza nos lleva unas cuantas partidas de ventaja en este sentido.

En el mercado, algunas pólizas de seguros cubren daños específicos relacionados con eventos externos a la mano humana como incendios o inundaciones. Pero no todos los desastres naturales tienen un paraguas por parte del seguro. 

Por ejemplo, los terremotos, maremotos, tsunamis, erupciones volcánicas u otro tipo de eventos catastróficos pueden requerir otro tipo de cobertura, por el tipo de complejidad y magnitud. Así pues, si vives en una zona de alta actividad sísmica o rodeada de volcanes, ya es hora de que revises tu póliza detenidamente y hables con tu agente de seguros.

Desgaste y mantenimiento: no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy 

Compramos una vivienda y el tiempo va pasando. Y un día, sin darnos cuenta, vemos que llevamos veinte años en la misma casa y que apenas hemos hecho ningún tipo de reforma, ni en la cocina, ni el comedor o los baños.

Tu seguro es muy probable que pueda cubrir daños repentinos e imprevistos como alguna humedad provocada por un vecino descuidado. No obstante, seguramente no se hará cargo del desgaste provocado por la falta de mantenimiento regular. 

Por ejemplo, si las tejas de tu techo se rompen debido a su antigüedad o falta de reparaciones, es posible que la compañía de seguros no asuma la responsabilidad de repararlo. Es muy importante realizar un buen mantenimiento de la casa, para evitar este tipo de situación. ¡No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy! 

Actividades de alto riesgo no te la juegues 

Hacerse mayor no tiene porqué ser un impedimento a la hora de realizar deportes o actividades que puedan entrañar cierto riesgo.

Pero también es verdad que debemos ser realistas a la hora de valorar los pros y contras, y lo que nos puede llegar a cubrir nuestro seguro. Muchas aseguradoras no se arriesgan y deciden no avalar este tipo de actividades, ante la alta posibilidad de sufrir algún tipo de percance o accidente. 

Las compañías evalúan el riesgo al determinar las primas y pueden excluir ciertas actividades de la cobertura estándar. Así pues, si te va la marcha y los deportes de este tipo, contrata un seguro específico y especializado que cubra los riesgos asociados. Porque en esta vida no pasa nada, hasta que pasa. 

Daños intencionados: los delitos salen muy caros 

La mayor parte de la sociedad está formada por personas honradas que lo único que quieren es seguir con su día a día de la mejor manera posible. Pero existe un 1% restante que prefiere ir contra las normas y saltarse las leyes.

Uno de de los delitos más comunes relacionados con las pólizas son los daños intencionados. Por ejemplo, rasgar la puerta de tu coche y decir que ha sido un gamberro. Y si lo llevamos al paroxismo, hay personas que atentan contra su propia salud, para intentar obtener una indemnización.

Los seguros están diseñados para proteger contra pérdidas imprevistas y accidentales, no contra acciones deliberadas. Sean en tu propiedad o la de otros, es casi imposible que tu seguro lo cubra. Y del mismo modo, si otra persona causa daños a tu propiedad de manera intencional, es posible que necesites recurrir a otras formas de compensación, como acciones legales.

Exclusiones específicas de la póliza: la letra pequeña

A la hora de contratar cualquier servicio es fundamental leer la letra pequeña de los documentos, para evitar cualquier malentendido o sobresalto. En caso de los seguros, cada compañía es un mundo y esto se ve plasmado en las pólizas, que tienen exclusiones específicas que detallan lo que no está cubierto. 

Dichas exclusiones pueden variar según el tipo de seguro o cobertura a la que nos hemos amparado. Lee y relee tu póliza para comprender estas exclusiones y determinar si necesitas coberturas extra para mitigar riesgos específicos. Las exclusiones comunes pueden ser tales como daños causados por actos de guerra, contaminación ambiental o mascotas exóticas.

En resumidas cuentas, las pólizas de seguro son un gran aliado para cualquier persona. Vivimos en una sociedad llena de imprevistos e incidentes pero es necesario conocer bien el producto que contratamos, su alcance y sus limitaciones.

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