Piscinas comunitarias: cómo usarlas

Llega el verano y las ganas de darse un chapuzón. Las playas o las piscinas municipales son las opciones más populares, pero las comunitarias cada vez ganan más adeptos. Son cómodas, mucho más íntimas y te permiten darte el capricho de bañarte a la hora del día que quieras. En este artículo vamos a descubrir cómo funcionan, y todo lo que debes saber a nivel legislativo y de seguridad. 

Índice del artículo 

  1. Normativa y regulación
  2. Financiación y Mantenimiento
  3. Seguridad y Vigilancia
  4. Socorrismo

Normativa y regulación: elementos a tener en cuenta 

Como en muchos otros aspectos, la regulación de las piscinas comunitarias varía dependiendo de la Comunidad Autónoma donde vivamos. No obstante, existen puntos en común y una normativa genérica a nivel estatal.

Según la Ley de Propiedad Horizontal, las piscinas comunitarias se consideran elementos compartidos dentro de una comunidad de propietarios, y por lo tanto, su uso y mantenimiento están sujetos a la aprobación de la mayoría de dichos propietarios. Esto excluiría a las personas que viven en alquiler.

Además, es importante remarcar que este tipo de piscinas deben cumplir con las normativas específicas en materia de seguridad y salud pública. Por ejemplo, el Real Decreto 742/2013 establece los requisitos técnicos y sanitarios de las piscinas de uso colectivo, incluyendo aspectos como la calidad del agua, la accesibilidad, las instalaciones de seguridad y la vigilancia por parte de personal cualificado, cómo serían socorristas. 

Financiación y mantenimiento: cuidar lo que es nuestro

La instalación de una piscina comunitaria no es barata, y la inversión que demanda debe ser financiada a nivel colectivo, por los propietarios de los inmuebles.  

Este tipo de derramas o gastos asociados incluyen el tratamiento del agua, el mantenimiento regular de los equipos de filtración, la limpieza de las instalaciones y las reparaciones necesarias. Es muy importante estar al día de todo ello para que no nos llevemos sorpresas desagradables, como accidentes o molestias asociadas a la falta de cuidado. 

Todo ello se cubre mediante las cuotas de la comunidad, que se calculan en función de la participación de cada propietario en los gastos comunes. Es importante establecer un presupuesto adecuado, realista y transparente, que permita sufragar los costos de mantenimiento y evitar futuros problemas financieros. ¡Con la colaboración de todos, podremos disfrutar de nuestra piscina de la manera más óptima!

Seguridad y vigilancia: disfrutando de un espacio seguro 

En cualquier propiedad privada existen ciertos riesgos y temores relacionados con la seguridad y vigilancia de nuestra comunidad. No hay nada peor que sufrir robos o actos vandálicos en casa, o en nuestra piscina comunitaria. Para evitar cualquier sorpresa desagradable, os contamos algunas de las medidas de protección más habituales.

Instalación de vallas y un control de acceso: Es fundamental instalar un vallado externo que se adecue a las dimensiones y necesidades de la piscina, con tal de evitar acceso de personas no autorizadas que decidan darse un chapuzón en una propiedad privada. Por otra parte, tampoco viene nada mal controlar el flujo de personas mediante llaves o tarjetas magnéticas.

Normativa relacionada con el uso: Es potestad de la comunidad redactar una normativa clara de uso de la piscina, que pueda incluir derechos y deberes de sus usuarios. Por ejemplo, la prohibición de correr, usar calzado de calle o saltar desde los bordes. A veces, ser restrictivo es la mejor manera de ahorrarse quebraderos de cabeza.

Equipo de seguridad: Dentro de los gastos asociados a una piscina comunitaria se incluyen los relacionados con la seguridad del recinto, más allá de la instalación de vallas o controles. Algunas opciones serían los sistemas de alarmas, equipos de rescate (según la normativa) y botiquines de primeros auxilios. También es importante filtrar y tratar el agua de la piscina, para prevenir cualquier enfermedad.

Socorrismo: la persona que te puede salvar la vida 

Dependiendo de las dimensiones de la piscina y la comunidad de vecinos, es más que recomendable contratar los servicios de personal de socorrismo cualificado. Los propietarios deberán acordar un horario de trabajo de estos socorristas y notificarlo a través de carteles.

Por su parte, y como es natural, el personal encargado de la vigilancia y mantenimiento de la piscina debe recibir una formación adecuada en primeros auxilios, técnicas de rescate y normativas de seguridad. A la vez, esta persona es la encargada de recordar a los usuarios la importancia de seguir las normas de seguridad y respetar las indicaciones que se les den. 

En resumen, hay pocas cosas mejores que disfrutar de una piscina comunitaria en pleno verano, como las que nos ofrece la promoción Marina Living situada en plena Barcelona y con unas vistas excepcionales de primera línea de la costa.

Las piscinas son espacios de ocio y relax, cada vez más apreciadas por los residentes, pero debemos conocer las responsabilidades legales y de seguridad que conllevan. Es la mejor manera para disfrutar, de manera segura y sostenible de estos espacios de ensueño.

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