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Esta información muchas veces se nos escapa, y por ello una parte importante de nuestros gastos del mes va en facturas como la de la luz. Por ello, hay una forma de ahorrar en nuestras casas.
Hablamos de los certificados oficiales conocidos como los Certificados Energéticos. Éstos, no sólo harán que gastemos menos dinero, también ayudan a reducir el impacto en el medio ambiente.
Se trata de un documento técnico en el que se formaliza el nivel energético que tiene una vivienda. Se específica tanto la nota de la eficiencia energética y el consumo de un edificio o una parte de él, como puede ser un local, una vivienda… Además, se documentan los procedimientos, una descripción de las diferentes características energéticas y son recomendaciones viables para cada uno de los casos concretos.
Son siete los niveles energéticos que van de la “A” a la “G”. El primero es el más eficiente y el segundo el que menos. Pero, lo importante es que es imprescindible contar con este certificado si se quiere vender o alquilar el inmueble, ya que informa también sobre las emisiones de CO2 que tiene la vivienda.
La calificación debe registrarse en un organismo oficial de la comunidad autónoma que corresponda para que se pueda obtener el carácter que se busca del certificado. En la parte final de este documento, los técnicos aconsejan unas medidas de mejora no obligatorias, que en el caso de que se hicieran, se podría subir dos niveles la calificación del inmueble.
Además, a todo lo anterior se le adjunta una etiqueta energética, que es un documento estandarizado en el que sólo se representa la escala energética y la letra que corresponde al edificio. En ella, si la vivienda está a la venta o puesta para alquilar, deberá adjuntarse a las características de la misma.
La responsabilidad de tenerlo o no recae sobre el propietario o promotor que quiere vender o alquiler la vivienda en cuestión. Ambas personas son las responsables de llevar a cabo todos los pasos para presentarlo en el organismo que corresponda para realizar el registro. Pero, si vas a alquilar o a comprar una vivienda, has de saber que los propietarios del inmueble tienen la obligación de mostrar dicho certificado para que la persona que lo vaya adquirir esté al tanto de la calificación energética de su futuro hogar.
Este documento empezó a ser obligatorio en 2007-2008 para los edificios de obra de nueva construcción, y desde el 1 de junio de 2013, comenzó a requerirse en todos los inmuebles que se ponían a la venta o en alquiler.
Es una competencia respectiva a cada una de las comunidades autónomas, por lo que son éstas las que gestionan y conceden los certificados dependiendo de sus criterios y organismos. Por lo que, si estás pensando en solicitar uno, te recomendamos que te informes en los portales online de vivienda de cada una de las comunidades autónomas.
Los certificados energéticos tienen una validez de 10 años, y es el propietario el responsable de la renovación o actualización, dependiendo de las especificaciones de cada una de las autonomías donde se viva.
Existen tres tipos de sanciones: una leve, una grave y una muy grave. La suma que se deberá pagar si se llegará a tener una, irá desde los 300 hasta los 6.000 euros.
Las infracciones muy graves son las que falsean la información en la expedición o en el registro de los certificados, además de actuar como un técnico certificador o publicitar un certificado cuando no está ni registrado.
Las de carácter grave de dan cuando se trata de incumplir con la metodología de cálculo del procedimiento básico para la certificación, no presentarlo ante la CC.AA. para su registro, exhibir etiquetas que no correspondan con lo real, y, por último, vender o alquiler un inmueble sin que el vendedor entregue el certificado en vigor al comprador o arrendatario.
Por último, las infracciones leves son las que van desde publicitar la venta o alquiler de viviendas sin mencionar la calificación de las mismas, hasta no exhibir la etiqueta de la eficiencia cuando esto es obligatorio, expedir certificados sin la información mínima, incumplir obligaciones renovación o actualización de éstos y no incorporar el certificado en el Libro del Edificio y publicitar la calificación del proyecto cuando el edificio ya está finalizado.
Cuando un consumidor va a comprar o alquilar un inmueble y éste no cuenta con el certificado, puede denunciar al propietario. No obstante, puede darse el caso de que el propietario ya cuente con el certificado, pero aún no lo ha registrado porque la CC.AA. pertinente todavía no tiene habilitado en el registro. En estos casos, pueden estar tranquilos.
Aunque cada propietario puede solicitar a un técnico competente que realice el certificado. Las únicas personas que pueden realizar esta tarea son: los arquitectos, un arquitecto técnico o un ingeniero. Los colegios de arquitectos ya cuentan con listados públicos al que se puede acudir para escoger una persona para que lleve a cabo la inspección,.
Efectivamente, en la actualidad los edificios y los monumentos que se encuentren protegidos, los lugares que se usen para culto o actividades religiosas, las construcciones provisionales, las partes que no son residenciales de edificios industriales, los de defensa y agrícolas, y por último los edificios o partes de ellos que estén aislados con menos de 50m2 útiles y los que tengan un uso menor de 4 meses al año, son los que quedan exentos de tener un certificado energético.
La finalidad de contar con un certificado de estos es que las viviendas en España sean lo más eficientes posible, a pesar de que la calificación energética de una vivienda no conlleva a ninguna consecuencia. El objetivo del gobierno y de Europa, en general, es que, a través de certificados como este, las viviendas con peor calificación puedan ser sometidas a reformas para mejorar su eficiencia y poder ahorrar dinero además de, mejorar su calidad de vida.
El marco objetivo es que, a partir del uno de enero de 2021, todas las viviendas que se construyan tengan un consumo de energía casi nulo, tal y como se ha establecido en la disposición adicional del real decreto 235/2013, 5 de abril.
En España, sólo el 1% de las viviendas presenta la máxima calificación, “A”, en su certificado energético, mientras que solo el 16% obtiene una calificación entre “A” y “D”.
El 42% de las viviendas de nueva construcción presentan un certificado de nivel “E” o inferior. Por lo que hay que tener en cuenta que la forma correcta de acondicionar una vivienda con certificado de eficiencia de nivel “A”, puede llegar a producir un ahorro de hasta el 90% de la energía consumida respecto al nivel “G”, aunque con una vivienda con un nivel energético “B”, gastará un 75% y una de clase “C” un 35%.
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