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En el emblemático Quadrat d’Or de l’Eixample de Barcelona se encuentra una calle que lleva su nombre: Enrique Granados. En línea perpendicular desde Diputación hasta París, entre Aribau y Balmes, recorre la ciudad esta popular e histórica calle cuyo nombre conmemora un pianista y compositor que vivió a caballo entre el siglo XIX y el siglo XX.
Nacido en Lérida en 1867, mostró su interés y sus dotes por la música a muy temprana edad, pues tan solo con 10 años ya empezó a dar conciertos públicos. Más tarde, se trasladó a París, pero tras sufrir una fiebre tifoidea tuvo que reposar y, una vez mejoró su salud, ya superaba la mayoría de edad para entrar en el conservatorio, de modo que estudió en privado con Béirot, un maestro del Conservatorio.
¿Qué significó para él su estancia en la capital francesa? Le permitió conocer a los grandes nombres de la época (Debussy y Stravinsky, entre otros) y, como cabría esperar, Granados quiso seguir los pasos de los maestros y labrarse un futuro como virtuoso, ascendiendo en la escala social. No obstante, la Ciudad Condal no cumplió con sus expectativas, ya que se tenía que conformar con trabajos en la enseñanza. A raíz de esto, se involucró en el Modernismo, un movimiento artístico cultural que encabezaba la burguesía catalana de la época.
Viajó a Londres y a Estados Unidos y en este último rincón del globo tuvo una gran acogida como pianista. No obstante, su trágica y repentina muerte truncó el prometedor futuro de un genio musical: durante su regreso de EEUU, mientras atravesaba el Canal de la Mancha durante la Primera Guerra Mundial, el barco de vapor en el que navegaba junto a su esposa fue torpedeado por un buque alemán, privando al mundo de un talento que todavía tenía mucho que dar.
Hoy en día, la calle Enrique Granados es una combinación urbanita perfecta, puesto que es semi-peatonal, incluye un carril bici y está poblada de terrazas muy chic donde sentarse a tomar algo y disfrutar del ambiente. Desde algunas de sus cafeterías cool donde hacer un brunch de fin de semana o alguno de sus fabulosos restaurantes japoneses, en esta zona hay una opción para todos los gustos.
Pero la gastronomía no es el único highlight de esta calle, ni mucho menos. Aproximadamente a partir de las 10 de la mañana, empieza a despertar el barrio y uno puede descubrir las galerías de arte y las boutiques de muebles vintage, ropa, bisutería y demás dando un relajante paseo bajo los árboles que flanquean las aceras, cobijándonos del calor.
El arte y la cultura se esconden en cada rincón de esta zona, puesto que se encuentra a tres manzanas de la emblemática Casa Batlló y también de La Pedrera, pero además, está rodeada de librerías, cafeterías, zonas verdes para ir a pasear tranquilamente con los niños o por tu cuenta, hospitales, centros de salud y muy buenos colegios.
Basta decir que las comunicaciones en este enclave son inmejorables, ya que está a pocos metros de la Avenida Diagonal, Paseo de Gracia y otras populares zonas de comercio. Por otro lado, en cuanto al transporte público, tiene la estación de ferrocarril Provenza a 3 minutos, y a unos pocos más la estación de Diagonal correspondiente a la L3 y la L5 del metro de Barcelona, a parte de las múltiples líneas de autobús que cruzan la zona hacia todas direcciones.
En enero de 2018, Stoneweg Living inició las obras de una promoción de 9 viviendas en este trocito del corazón de la Ciudad Condal y las entregó a finales de 2019. Se trata de 9 exclusivos pisos de 1 a 3 dormitorios cuya fachada ha sido restaurada respetando la tradición del edificio original. Los inmuebles están bañados por la luz natural, debido a que todos ellos son exteriores o disponen de amplias terrazas desde las que vivir el espíritu de la ciudad. Los comedores son muy espaciosos y tienen un diseño elegante a la par que acogedor, gracias también a detalles como la iluminación con focos LED de bajo consumo de luz cálida encastados en pasillos, cocinas y baños, o también la presencia de puertas abatibles o correderas.
La cocina dispone de electrodomésticos de gama alta, acabados de última calidad y de color blanco, lo cual incrementa la sensación de espacio y la luminosidad también en esa estancia.
Otro elemento que hace de esta singular vivienda un hogar acogedor es el pavimento general, parquet de roble, a excepción de la cocina y el baño, que cuentan con gres procelánico gris y blanco, respectivamente.
Los baños, tanto si disponen de plato de ducha como si cuentan con bañera, tienen un diseño minimalista que invita a la relajación. Con inodoro y bidé suspendidos, lavamanos y encimera de gres porcelánico y otros acabados con excelentes materiales que contribuyen a hacer de esta vivienda el lugar idóneo para ti y tu familia.
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