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Si bien es cierto que hace años la vecina de la capital catalana era vista como extrarradio, a día de hoy, eso no podría distar más de la realidad.
Anexada a la Ciudad Condal, Badalona no adquirió la condición de ciudad hasta el 1897. Con 220.440 habitantes a fecha de 2019, colinda con San Adrià del Besós, Santa Coloma de Gramanet, Tiana, Montgat y Moncada y Reixach.
Este municipio del Barcelonés disfruta de un clima muy agradable: invierno moderadamente suave, lluvias más frecuentes al inicio del otoño y ocasionales durante la primavera.
Cuenta con numerosas playas a lo largo de sus 5 km de litoral, las cuales han mejorado muchísimo en las últimas décadas, hasta tal punto que ahora gozan de una puntuación de 4 estrellas sobre 5 según el Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat a través de la Agencia Catalana del Agua.
También cabe destacar que tienen 96 hectáreas destinadas a zonas verdes que se distribuyen tanto grandes parques como en jardines más reducidos, facilitando así un contacto constante con la naturaleza a pesar de estar viviendo en un núcleo urbano. El conocido como “gran pulmón de la ciudad” es el parque de Can Solei – Ca l’Arnús, que dispone de zona de columpios, estanque con patos y tortugas, zona arbolada muy atractiva para dar un paseo, área de picnic, pista de baloncesto abierta al público,… ¡De todo vamos!
La Rambla de Badalona es un punto de atracción para sus habitantes, un lugar idílico para un paseo al lado del mar, para tomar una copa con amigos, disfrutar de una buena cena en una de sus terrazas,…
Para quienes viven en Badalona, la sensación de libertad y exposición a una ciudad en constante cambio forma parte de su día a día. Esta sabe exprimir provechosamente el buen clima que hemos mencionado al principio y apuesta por un programa cultural activo y anclado en las raíces que vieron florecer esta zona.
En el carrer de la Mar Jònica 2, en pleno frente marítimo, se empezó a levantar a finales de 2018 una promoción dispuesta a formar parte de la imparable transformación urbanística de la ciudad. Sus 214 pisos de obra nueva de 2 a 4 habitaciones con precios a partir de 272.000 euros, disponen de un arsenal de comodidades, servicios e instalaciones que cautivan a cualquiera: amplias terrazas de 20 a 54 metros cuadrados (según el tipo de vivienda), piscina comunitaria y certificación energética A.
Las viviendas de 2 habitaciones, ideales para parejas con uno o dos hijos, cuentan con dos baños, cocina abierta al comedor (rasgo que comparte con las demás viviendas), garantizando un espacio diáfano y cómodo para toda la familia. Los otros apartamentos, de 3 y 4 habitaciones, lógicamente son muy acertados para familias numerosas y disponen de un salón-comedor más grande, para que puedan compartir el espacio común cómodamente y sin problemas.
En la actualidad, uno de los cambios que la pandemia ha impuesto en nuestras vidas es el auge del teletrabajo. Si ese es tu caso, ya tienes otro motivo para considerar Marina Living como una espléndida opción, ya que gracias al diseño de su fachada y a sus amplios ventanales que dan a tu terraza, la luz natural es un rasgo distintivo de estos hogares, puesto que baña las estancias, principalmente el salón y la cocina (además, sin paredes divisorias que reduzcan el impacto de esa luz).
Es una buena pregunta, esencial a la hora de plantearnos la adquisición de un inmueble. La calle en la que se ubica esta promoción de Stoneweg Living discurre perpendicularmente a Avinguda d’Eduard Maristany, donde encontramos numerosas paradas de bus; sin ir más lejos, hay una a 2 minutos de la promoción. En el caso de que prefiramos estirar las piernas, en 20 minutos llegamos al casco antiguo de Badalona, dando con varios restaurantes, cafeterías y todo tipo de pequeños comercios por el camino.
Indudablemente, la localización de estas viviendas de obra nueva es perfecta para aficionados al deporte acuático, puesto que está a 5 – 10minutos a pie de espacios destinados a kayak y vela.
Por último, si tuviéramos que subrayar otro de los grandes elementos atractivos de Marina Living, sería el hecho de que ofrece la playa a nuestros pies. Despertar cada mañana y contemplar el horizonte desde nuestra terraza con un buen café no solo es un placer enorme sino que deberíamos considerarlo también un lujo. La posibilidad de salir a correr por la arena cuando nos plazca, procurando mantener un estilo de vida saludable tanto para el cuerpo como para la mente; llegar a casa y darnos un baño en la piscina comunitaria para practicar un poco nuestro crol y favorecer nuestra elasticidad, nuestra resistencia pulmonar, despejar la cabeza de las preocupaciones que la invaden y, finalmente, subir a nuestro precioso apartamento a gozar de todo lo que nos proporciona. Qué maravilla, ¿Verdad?
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