El parquet es uno de los suelos preferidos porque su gran belleza otorga un aspecto elegante, natural y acogedor a nuestro hogar. La madera aporta luminosidad, confort y calidez, convirtiéndose en un elemento fundamental del carácter y de la decoración de nuestra vivienda.
Buena prueba de ello se encuentra en los preciosos suelos de la promoción de obra nueva en la playa Golden Bay, ubicada en Roses, o también en las estancias con vistas al mar de Marina Living, una promoción de pisos en el puerto de Badalona. En estas casas, a la belleza de la madera se le suma la luz del Mediterráneo que las baña.
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Una de las principales ventajas de este tipo de suelo es el aislamiento térmico: en invierno la madera no se enfría como una baldosa y en verano no absorbe el calor exterior. Por ello, caminar descalzos por nuestro parquet es un auténtico placer en cualquier época del año. Pero, además, al absorber el sonido, también se convierte en un buen aislante acústico, evitando que los ruidos se propaguen o que traspasen a la planta inferior.
Sin embargo, es importante protegerlo de un envejecimiento prematuro para que la luminosidad y belleza que aporta a tu vivienda no se pierda. Evitar los arañazos y otros desperfectos en el parquet y presumir de suelo perfecto es posible si sigues estos cinco consejos:
Esto suelos son limpios y fáciles de limpiar. La madera repele los ácaros del polvo por lo que es ideal en el caso de personas con alergias. La aspiradora es una buena opción, úsala una vez por semana (no abuses de ella) para eliminar las partículas sólidas que pueden arañar la madera. Para la limpieza diaria opta por cepillos especiales (menos agresivos que las escobas usadas en otros tipos de suelo) o, mejor aún, por una mopa para eliminar la suciedad del día a día.
Después friégalo con un mocho específico para parquet, bien escurrido y con productos especialmente indicados para este material. Estos no deben contener un elevado componente ácido, ni ceras ni siliconas que puedan afectar u oscurecer la madera. Una opción más natural es usar un cubo con agua bien limpia, un chorro de vinagre de manzana (50 ml por cada 4 litros de agua), una cucharada de jabón neutro y unas gotas del aceite esencial que más te guste para aromatizar tu hogar.
Además, es importante eliminar las manchas lo antes posible para no darle tiempo a penetrar en la madera y dejarte un feo recuerdo. Para ello, usa un paño suave. Si no hemos llegado a tiempo y ha aparecido una marca o raya en el suelo, espolvorea un poco de bicarbonato sódico en la zona a tratar y rocíalo con una mezcla de vinagre y agua a partes iguales. Si dejas actuar unos minutos y lo limpias con un paño suave, verás como tu parquet vuelve a lucir bonito.
Pon un felpudo en la parte exterior de la puerta de tu casa donde limpiar los zapatos y evitar que entren en casa pequeñas piedrecitas que podrían arañar la madera. Y una alfombra en la parte interior para eliminar el polvo, ya que su acción continuada puede erosionar el parquet. Cambiarse el calzado, al entrar en casa, también puede ser una gran opción.
Debemos procurar no usar tacones finos dentro de casa, ni suelas muy duras para evitar marcas. En los días de lluvia es casi obligatorio dejar el calzado (¡y las botas de agua!) en la entrada: el agua y el barro son malos compañeros del parquet.
En cuanto a mesas, sillas y muebles móviles, usa protectores en las patas para que al arrastrarlos, no se dañe el suelo. Los de fieltro o los de goma, por ejemplo, son ideales y son fáciles de poner, ya que los venden con adhesivo. Además, si los usas, también evitarás ruidos innecesarios en casa.
Si con el paso del tiempo aparecen algunos arañazos poco profundos, repararlos con masilla específica para madera, no es nada complicado ni caro.
Los suelos de madera son muy sensibles a los cambios bruscos de temperatura y de humedad ambiental que, en casos extremos, pueden causar ciertas deformaciones. El parquet lleva mal tanto el calor, como el frío, como la sequedad excesiva, por lo que es aconsejable mantener una temperatura estable durante todo el año. Además, también deberemos tener cuidado al poner en marcha la calefacción y el aire acondicionado para no causar un cambio muy brusco de temperatura que pueda afectar la madera.
La luz natural tiene beneficios en nuestra vivienda, pero el sol directo puede afectar el color y el brillo de tu precioso parquet. Las cortinas son una muy buena opción para evitar que los rayos solares lo aclaren o lo estropeen prematuramente. En verano, si el sol entra directamente, es mejor bajar las persianas en las horas de más intensidad. Eso también refrescará tu hogar.
El agua y la madera, por lo general, no se llevan bien. Si hay un exceso de humedad, la madera se comba y si hay demasiada poca, entonces se agrieta. Lo ideal es mantener una humedad ambiental entre el 35% y el 65% para que nuestro parquet no sufra, pero también porque así tendremos un ambiente más saludable.
¿Y qué pasa si se nos derrama líquido? Lo más importante es recogerlo enseguida con un paño suave y usar un secador de pelo a potencia suave (mejor con aire frío) para secar los restos que puedan quedar entre las juntas. De esta manera, evitaremos que el accidente se convierta en una mancha o en un problema en nuestro precioso suelo.
Si tienes calefacción o aire acondicionado en casa vigila también los radiadores y los aparatos, ya que pueden perder agua o generar condensación que en el caso de no poner medidas pueden provocar humedades o manchas en nuestro precioso suelo.
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