Darle dos tonos a la estancia más frecuentemente ocupada de cualquier casa le aportará 3 cosas: personalidad, vida y un toque actual.
Eso sí. Como todo en esta vida, ya que lo hacemos, hay que hacerlo bien.
El color tiene la capacidad de modificar significativamente cualquier espacio: darle amplitud, luminosidad, mayor profundidad, … la elección de color es realmente esencial.
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Un primer paso clave puede ser escoger qué colores quieres usar en tu casa, cuántas tonalidades de ese mismo color y en qué cantidad. Ten en cuenta que lo verás cada día, así que vale la pena darle una vuelta a este aspecto para que no te canses de verlo.
Aquí te puede ser muy útil la regla del 60-30-10: usar el color dominante en un 60% del espacio, el color secundario en un 30% y el color de contraste que servirá para hacer resaltar una zona en un 10%.
Si tienes un salón-comedor de un tamaño considerable, como es el caso de las viviendas unifamiliares de El Turó de la Cisa en Barcelona, puedes permitirte el lujo de poner algún color más bien oscuro. Por lo contrario, si tiene las dimensiones, por ejemplo, de un apartamento de obra nueva en Poblenou como los de Passatge Living, lo más inteligente es tirar de un color claro que favorezca la entrada de la luz y que propicie una sensación de que la habitación es más grande de lo que realmente es.
Scenic cuenta con 74 apartamentos de 1 a 5 dormitorios con espléndidas instalaciones como una piscina comunitaria, gym y unas vistas de aúpa al mediterráneo.
Por último, unas observaciones prácticas a considerar cuando vayas a pintar alguna parte de tu casa:
Tanto la pintura como el material que necesitarás para aplicarla (pinceles, rodillos…) deben ser buenos para que el resultado sea correcto y, además, deben ser adecuados para lo que necesitas. Los materiales baratos y regulares, te dan el doble de trabajo y, seguramente, los resultados no son tan buenos. Es un poco como aspirar con una aspiradora que no funciona del todo bien: te agotas al hacer un sobreesfuerzo que te ahorrarías con una buena máquina y, además, nunca queda del todo limpio el suelo.
Cubre el suelo con plástico protector o papel de periódico, tapa los muebles con sábanas viejas o con el mismo material con el que cubres el suelo y encinta los bordes, las ventanas y la puerta para no salpicarlos con pintura.
Recuerda este mantra: ¡es más fácil tapar que limpiar!
Si quieres que el color sea el que tenías en mente y que tu salón sea digno de salir en cualquier revista de decoración, hay 3 o 4 cositas que deberías implementar al ponerte a ello.
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