Frank Lloyd Wright, el arquitecto más famoso de la historia de Estados Unidos dejó un legado en la arquitectura.
Nació en 1867 en la zona rural de Wisconsin y murió a los 92 años, en 1959. El hecho de haber vivido tanto tiempo, fue clave para que su creatividad y su ambición le llevarán a crear nuevos estilos, experimentar con los conceptos del urbanismo, imaginarse proyectos utópicos, y dejar obras como La Casa de la Cascada o el museo Guggenheim de Nueva York.
Este año se ha celebrado el 150 aniversario de su nacimiento y no podíamos dejar de recordar su legado arquitectónico. Frank Lloyd Wright, ha sido uno de los referentes de esta modalidad y es uno de los más estudiados en todo el mundo.
El arquitecto comenzó su carrera a temprana edad, y su obra culmine la alcanzó casi antes de morir. Su vida está llena de historias, fue una persona que viajó, investigó, aprendió y diseñó.
Con menos de 20 años, sin todavía graduarse de la escuela elemental, empezó algunos de sus logros para poder cumplir su sueño de ser arquitecto, y por ello viajó a Chicago. Aquí consiguió su primer trabajo, en la oficina de Joseph Lyman Silsbee. Éste fue el arquitecto que levantó la iglesia donde su tío predicaba en Spring Green.
Al poco tiempo de estar trabajando con él, lo abandonó para aceptar un puesto como dibujante en la oficina de Adler & Sullivan. El Auditorium Building fue el primer edificio en el que Wright trabajó como aprendiz de Louis Sullivan. Esta obra fue la que extendió la fama de la oficina por el país.
Con 22 años, Frank Lloyd Wright decide comprar un terreno en Oak Park y construyó la primera casa donde vivió con Catherine, su primera mujer. Para poder pagar los gastos que esto requería, el arquitecto consiguió un contrato con Sullivan de 5 años de duración y un pago adelantado de 5000 dólares.
Después de esto, Frank Lloyd Wright y Louis Sullivan estrecharon su relación. Todo iba bien hasta que en 1893, Sullivan despide a Wright porque descubrió que éste estuvo trabajando y aceptando encargos a sus espaldas. Esto se debe a que el arquitecto necesitaba ganar aún más dinero para costearse la vida tan lujosa que estaba teniendo con su mujer, ya que ambos tenían por hobbies los coches y la ropa.
Una de las primeras prairie houses de Wright, también conocidas como las casas de las praderas, fue encargada por W. H. Wilnslow, un fabricante de ornamentos en hierro formado. Ésta fue la primera de muchas edificaciones que marcaron la primera etapa profesional del arquitecto, ya que se caracterizaban por tener un fuerte vínculo con el entorno natural en la que la escalera y chimenea, pasaban a ser el centro de la casa.
En muchas ocasiones, Frank L. Wrihgt usaba los hogares de sus clientes como laboratorios en los que experimentaba con estilos como el tudor inglés, el derivado del arts ands crafts escocés, o las geometrías mayas de los templos de Yucatán.
En 1893, recibe pasar a ser socio del estudio Burnham & Root. Daniel Burnham le ofreció tres años de formación en París, donde podría vivir junto con su esposa y seis hijos, y además, dos años de estancia en Roma para aprender de los clásicos. Wright rechazó la oferta.
A sus 40 años, Frank Lloyd Wright había hecho una revolución de la arquitectura doméstica, donde las buhardillas desaprovechadas y los sótanos llegaban a su fin.
Japón es una de las inspiraciones que más se notó en la arquitectura de Wright. Fue uno de sus destinos recurrentes y en la que encontró una alternativa a sus problemas financieros: la adquisición y reventa de diferentes grabados japoneses.
A comienzos del siglo, las revistas especializadas en el sector, empezaron a publicar las viviendas que diseñaba, y fue una editorial alemana la que se interesó por la obra completa del arquitecto. Además, los diferentes periódicos de Chicago también prestaban atención a su vida privada, en los que lanzaban las polémicas noticias de sus infidelidades con mujeres casadas.
Una de las obras más importantes pero que le trajo la desgracia fue Taliesin. La construyó en la pradera de Sring Green, una de las mayores viviendas que había construido hasta el momento. Aquí vivió con su amante, Mamah Cheney. Mientras se comenzaba la edificación de esta vivienda, le encargaron dos de sus mayores proyectos: el Midway Gardens y el hotel Imperial de Tokio.
Años después, en 1914, siete personas murieron en un incendio en su casa Taliesin, provocado por su mayordomo. Sus aprendices, mujer y sus dos hijos perdieron la vida.
Con el sistema “textile blocks”, una técnica experimental de bloques de hormigón ornamentados con patrones geométricos, Wright construyó cuatro casas. La primera de ellas es La Miniatura, en Pasadena (California).
Frank Lloyd Wright construyó dos veces más la casa Taliesin, pero la mala suerte le volvió azotar en ambas ocasiones, cuando volvieron a quemarse. Al no tener más dinero para su reconstrucción, un grupo de antiguos clientes del arquitecto organizaron una sociedad para poder ayudarle a pagar sus deudas. Además, para poder mantener económicamente Taliensin, la sociedad creó una serie de programas en los que los estudiantes pagan una inscripción para poder aprender y “experimentar el estilo de vida de Frank Lloyd Wright”.
Arizona fue el lugar elegido para construir Taliesin West, el hogar al que se mudaría junto a su tercera esposa, Olgivanna Lazović, una bailarina montenegrina.
Su famosa Casa de la Cascada, fue un encargo de los padres de Edgar J. Kaufman, que era un joven historiador de Taliesin.
Durante la Segunda Guerra Mundial, las construcciones se frenaron y para hacer frente a esto, Wright puso en marcha la producción de casas “usonianas”. Éstas eran una viviendas de construcción económica que revolucionaron el concepto estadounidense de la arquitectura doméstica.
A los 80 años, publicó diferentes manifiestos a favor de la horizontalidad acusando a la verticalidad de provocar vértigo. 10 años después, viajó a Bagdag para encontrarse con el rey de Irak, quien le encargó un proyecto urbano que no pudo llegar a concretarse que ya el monarca fue asesinado.
Los últimos años de su vida los pasó instalado en la suite del Hotel Plaza de Nueva York, desde superviso las obras del Guggenheim. Además., se dedicó a compartir su conocimiento con los más jóvenes a través de conferencias. En una de ellas, rindió un tributo publicó a Louis Sullivan, con el compartió la autoría de la revolución arquitectónica de lo que había logrado.